ETERNIDAD. (Una sentida historia sobre la eternidad del amor. Autor: #ibv52)

En esta ocasión, os presento el relato de #ibv52, que ha querido colaborar con mi blog escribiendo algo muy sentido sobre el amor y la eternidad. De vez en cuando, publicaré relatos de colaboradores externos. Espero que sea de vuestro agrado.

«No puedo dejar de observarte, yaces a mi lado con la cabeza apoyada sobre mi mano, no consigo apartar mis ojos de los tuyos, dormidos. Me parece todo tan bello que me cuesta retener las lágrimas. Te dije una vez «bella» y te pusiste colorada como una niña. Era cuando estábamos casados y nuestros hijos aún eran pequeños. Me acuerdo de ese instante porque fue uno de los pocos en los que te dije que te quería. Te dije que te quería a mi modo, claro.

Precisamente porque todo lo hago a mi modo, sé que esas palabras te llegaron al corazón. Y ahora pienso que ojalá te lo hubiera dicho muchas más veces, o al menos, todas las que yo lo sentí y no tuve el valor de decirte no sé por qué. Me ponía a mi mismo las excusas de que ese tipo de palabras no eran de hombres, que era algo demasiado flojo o fuera de lugar. Y claro que sé que me obsesioné con mi trabajo, pero sólo lo hice por los niños, por nosotros.

Caí lamentablemente en la trampa de tratar de asegurar un bienestar, un patrimonio para la familia, de una forma material. Mis ausencias físicas , mentales y emocionales y mis silencios para ocultarte los problemas, me fueron alejando de ti. Pero no me fueron alejando de ti.

Fueron años de palabras no expresadas, de miradas que no coincidían y de sonrisas demasiado huecas. Los dos nos acostumbramos a vivir así, en un frágil equilibrio que se prolongaba por miedo a enfrentarnos con lo que tapaba. La tentación continua de dejar de yo dejara de luchar por ti, y tú dejaras de luchar por mi.

Y tu nunca dejaste de luchar por mí. Seguiste ahí hasta el último momento, a pesar de todo. Para qué vamos a recordar que no siempre estuve presente físicamente. Creo que sentías que mi corazón seguiría siendo tuyo, y que lo sería para siempre desde el instante en el que te vi.

Te voy a confesar algo que nunca has sabido. Cada uno de mis días he sabido que eras mejor que yo, en todo, en esa forma tan maravillosa de ver la vida y mostrársela a quienes te rodeaban. No recuerdo que faltaran nunca flores en casa, en cada una de las casas a donde os arrastré a ti y a nuestros queridos hijos. Quería siempre más y mejor para vosotros. Menos mal que tú no te olvidabas de poner en cada mudanza lo que más importa. Lo único que importa. Tu ternura y ser apacible.

Ahora me doy cuenta de lo ciego que estaba cuando, encolerizado por mi enfermedad y tu aparente serenidad, no veía los ríos de lágrimas en los que ahogabas todas las solitarias noches. No sé cuántas veces mi furia estalló contra la pared los vasos y platos que acercabas a mi boca moribunda. Ni los gritos ni blasfemias hicieron mella en ti, y recuerdo cómo sólo tus dedos entrelazados con los míos conseguían darme paz. Mi muerte fue más rápida que mi consciencia y, una madrugada de hielo, dejé de oír el susurro de tu voz, y de percibir tu presencia.

Y ahora está aquí, junto a mí, después de tanto tiempo. Después de tanto amor en espera. Sigo mirando, como antes, como duermes, con la cabeza boca abajo y los labios entreabiertos. Si pudieras verte te sorprendería la lozanía de tus mejillas, el brillo de tu pelo… He decidido que voy a quedarme así mirándote hasta que tus ojos se abran y se encuentren con los míos. Te confieso que, tras espiar tu último suspiro, tuve miedo de que tú, mi bella perla de lluvia, no quisieras venir a reunirte conmigo. Ahora sé que cuando despiertes aquí, me vas a sonreír, como antes, y estarás pletórica de felicidad porque, mi vida, tu y yo nos volvemos a encontrar aquí, en la eternidad».

Esperando que haya sido de vuestro agrado, gracias por leer y feliz lo que queda de domingo!✨


Deja un comentario